Como cada mañana
Faltan pocos minutos para la diez. Desde la ventana puedo ver el cielo gris y los vidrios escarchados. El aroma a café me llega desde la cocina con una intensidad que despierta mis sentidos. Casi puedo escucharte tararear alguna de tus melodías mientras también preparas unas tostadas y bailas moviendo tu cuerpo suavemente. Pero no. Hoy no. Ni ayer, ni desde hace tiempo. El aroma dispara este recuerdo con una intensidad brutal, y a mi me gusta y por eso es que programo cada mañana la cafetera para que inunde el pequeño departamento de ti, de tus mañanas ausentes. Es mi manera de recordarte, de llevarte conmigo cada mañana y cada día. Lo siento, pero no puedo animarme a seguir adelante aunque sé que es lo que hubieras querido. O incluso esta es mi manera de seguir adelante. Es mi manera de hablarte, de escucharte, de sentirte a mi lado y empezar el día contigo. Hace un año que me despertó tu aroma a café como cada mañana pero tu no estabas. De pronto me llegaron los gritos, la conmoción de la gente en la calle. Habías bajado a comprar algo... nunca sabré lo que era. Solo sé que el aroma a café se quedó conmigo, y tus canciones, y tus bailes y tu esencia bella.
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