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Mostrando entradas de agosto, 2019

Rayuela by Cortázar

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“La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, (Et tous nos amours, sollozó Emmanuèle boca abajo), lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia (Je n'

La juventud

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Ser joven y hermoso es una casualidad del destino, pero ser viejo y hermoso es una obra de arte. Envejecer tiene ese doble matiz: se pierde vitalidad, elasticidad, masa muscular, tersura de la piel; se gana experiencia y se puede moldear el carácter y el cuerpo para lograr un equilibrio que logre enfrentar la vida con belleza y armonía. Mis vecinos son un claro ejemplo de aquellos que pretenden evitar el paso del tiempo por el camino fácil de las cirugías correctivas y que poco a poco van dejando el rostro sin la expresión del paso del tiempo, los surcos de las emociones, las sonrisas, los enojos y las lágrimas. He visto actores y actrices envejecer sin la dignidad de los buenos años, con la piel estirada en los pómulos y la frente que parece más bien una máscara y no un rostro. Es cierto que cuesta mirarse en el espejo y ver el deterioro de la vida, las manchas en las manos, el gris de los cabellos, la delgadez de la piel. Recuerdo que pensaba en la vejez como la época de la vida dond

Yo canto y tu - Gianni Bella

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Quizá porque mi niñez sigue jugando con las letras y las músicas de las radios a.m., con los cantantes españoles, franceses y los italianos que inundaban las emisoras por las tardes de invierno en una ciudad donde llovía y llovía, en pleno mediterráneo de sudamérica, y nosotros como familia nos reuníamos en la cocina a tomar un té, un mate, una agua caliente con unas sopaipillas y escuchábamos radio donde estos cantantes inundaban las habitaciones, y vertían un nuevo atardecer a las tardes grises en un tiempo cuando las canciones eran poemas y los poemas eran canciones. No se puede escuchar esta letra y la música y no dejar de ver que hay toda una historia, una intención, una sensación. Una vida. Una forma de vida. Yo pienso que tu amor por mi no será tanto si no comprendes que yo también soy canto. Yo canto y tú. Yo canto y tú, sentada más allá me pides que vayamos a la cama y yo necesito cantar. Yo escribo y tú, te apoyas en el piano quisiera ser gigante y tú haces que me si

Como cada mañana

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Faltan pocos minutos para la diez. Desde la ventana puedo ver el cielo gris y los vidrios escarchados. El aroma a café me llega desde la cocina con una intensidad que despierta mis sentidos. Casi puedo escucharte tararear alguna de tus melodías mientras también preparas unas tostadas y bailas moviendo tu cuerpo suavemente. Pero no. Hoy no. Ni ayer, ni desde hace tiempo. El aroma dispara este recuerdo con una intensidad brutal, y a mi me gusta y por eso es que programo cada mañana la cafetera para que inunde el pequeño departamento de ti, de tus mañanas ausentes. Es mi manera de recordarte, de llevarte conmigo cada mañana y cada día. Lo siento, pero no puedo animarme a seguir adelante aunque sé que es lo que hubieras querido. O incluso esta es mi manera de seguir adelante. Es mi manera de hablarte, de escucharte, de sentirte a mi lado y empezar el día contigo. Hace un año que me despertó tu aroma a café como cada mañana pero tu no estabas. De pronto me llegaron los gritos, la conmoción

Chega de Saudade - Joao Gilberto

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Ya ha pasado un mes desde la muerte de el brasileño Joao Gilberto, fallecido el sábado 6 de Julio de 2019 a los 88 años, quien era el último padre vivo de la bossa nova. Este tipo de ritmo mantiene el ritmo de la samba pero mezclado con la frescura del jazz que se convirtió en reflejo del alma brasileña y que años después sigue cautivando a quien la escucha.  En 1958, Chega de saudade marcó el punto de partida para la carrera de Gilberto y la bossa nova. El público quedó hechizado por su voz susurrante, las armonías de Jobim y las palabras de Moraes, y ahora la podemos escuchar como si fuera por vez primera, en un vinilo, una mañana de agosto. https://www.youtube.com/watch?v=EQC4Ye7hr9Y