Conversaciones de balcón
Se nota que los chilenos quieren ser cualquier cosa menos chilenos, me dijo mientras bebía una cerveza de color intenso y me miraba directo a los ojos seguramente para ver mi reacción a su reciente afirmación tan audaz como mordaz. No es que yo no lo hubiera pensado antes, es solo que escucharlo así de frente, sin anestesia y con tanta seguridad te hace querer discutírselo y llevarle la contraria con vehemencia. En vez de eso, me tomé un tiempo para darle un sorbo a mi propia bebida y sonreír, esperando de alguna manera que ese "espacio" la animara a que se explicara mejor sin tener necesidad de pedírselo. Además era nuestra primera junta desde su regreso a Chile y más que escuchar una crítica hacia nuestra sociedad pensaba que ella me contaría de su experiencia en haber vivido en otras ciudades y en países con culturas tan distintas a la nuestra. Dejar transcurrir esos segundos tuvo el efecto deseado, porque parecía ansiosa por explicar mejor su afirmación anterior. Puede que sea algo inconsciente, comenzó diciendo, pero basta que un chileno viaje a otro país para que vuelva hablando como si hubiera pasado los últimos 30 años en ese lugar, y no solo unos pocos días. ¿Has visto a un argentino o a un español hablando como chileno tras pasar unos días o incluso unos meses en Chile?. Yo no, pero he visto a muchos chilenos volverse extranjeros en su propio país al menos por unos días. Eso probablemente responde a que nuestro acento es más neutral que otros y por tanto existe una tendencia a adquirir otras entonaciones más disonantes, dije sin mucho convencimiento pero con la seguridad suficiente que al menos provocó en ella un meneo leve, inclinando un poco la cabeza de lado a lado sopesando la idea y diciendo finalmente un puede ser. Pero entonces respondió que cada país cree que su entonación es la neutra y la de otros países es la que tiene un canto diferente y continuó con otras ideas que reafirmaban su teoría basándose ahora en conceptos de cómo vamos desarrollando nuestras ciudades, arquitectura, estilo de vida, y programas televisivos. Los chilenos estamos orgullosos de ser chilenos le dije y apelé al nacionalismo y a toda una historia de amor y lucha por la independencia que ella rápidamente dijo que a pesar de ser verdad bastaba recordar frases tan recientes como el ser los ingleses de Sudamérica o el vivir el estilo de vida americano basado en el libre mercado y una economía que crece por sobre el 5%, siempre mirando y soñando con ser o tener un Sanhattan o un París. A esa altura yo pensaba en Los Prisioneros, grupo de rock de los años ochenta que cantaban y sonaban en todas las radios con la letras de Si sueñas con Nueva York o con Europa,(...) si viajas todos los años a Italia, si la cultura es tan rica en Alemania, por qué el próximo año no te quedas allá. ¿Pasaría lo mismo con los vecinos de Perú o de Argentina, o sería una característica del chileno? En todo caso, de un grupo de chilenos, no de todos. Lo que pasa es que somos un país joven, y al igual que los niños aprenden al imitar a sus padres, o a sus mayores, o los adolescentes que imitan a sus héroes de las películas o las series de televisión, los chilenos miramos hacia afuera para capturar la diversidad cultural y quedarnos con lo que más nos identifica de todo eso. Sorprendentemente la respuesta le gustó aunque hizo hincapié en la necesidad de reafirmar una identidad propia y en amar y trasmitir lo que significa tener una herencia cultural chilena, aunque sea breve por lo joven de este país cambiante, y en efecto tan cambiante que me dijo que en los seis años que vivió afuera se encontró con un Chile distinto en sociedad y en la cantidad de inmigrantes conviviendo y entregándonos su cultura gastronómica y estética en la forma de vestir y de cuidarse, señalando cosas que yo no había registrado como por ejemplo, el mayor número de centros cosmetológicos que estaban repletos todos los días y que habían llamado su atención en esta primera semana de reencuentro con la ciudad que nos vio crecer. Pensé en las uñas falsas con diseños y estilos personalizados que se habían multiplicado en las mujeres de mi cotidianidad cuando me dijo que igual creía que eso eran cosas positivas, a lo que yo reafirmé con la cabeza mientras le daba otro sorbo a mi bebida.
- (de Diarios de la vida en la ciudad -escritos breves).
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