Chile: Hacia una sociedad más horizontal

¿Qué significa vivir en Chile? Significa vivir en un país con uno de los desarrollos económicos más pujantes de Sudamérica, con un bajo nivel de extrema pobreza y un alto nivel de riqueza, un gran nivel de tecnología, conectividad y algo que finalmente estalló este mes de octubre de 2019 y que llevó a más de un millón de personas a marchar por las calles el 25 de octubre, convirtiéndolo en un día histórico: una sociedad con marcada desigualdad y un alto nivel de abuso económico por parte de privados que son los dueños de gran parte de los servicios de educación, salud, transporte, y muchos otros que, avalados por el estado, han cobrado altas tarifas y ahogado a la gente hasta un punto en que se ha escrito como slogan "Nos quitaron tanto, que nos quitaron hasta el miedo".

Marcha del 25 de Octubre en Plaza Italia, Santiago de Chile. 

Las demandas de la sociedad son optar a una mejor calidad de vida basados principalmente en la posibilidad de que el dinero alcance para terminar el mes. Alimentos, pasajes, colegios, remedios y muchos otros servicios tienen un precio tan elevado que vivir en Chile es vivir en uno de los países más caros de los países OCDE, debido principalmente a que mientras los sueldos suben un 2% por año, los servicios y sus cuentas suben un 15%, haciendo que las palabras "me sobra mucho mes para el final del sueldo" sea un estilo de vida, por lo que el uso del crédito y de las deudas es la forma de vivir que impera en la actualidad.

Chile es uno de los países más desiguales del mundo y de los que integran la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Esto se ha medido a través del coeficiente de Gini -indicador que mide la desigualdad- que, en el caso de Chile, se ha mantenido cercano al 0,5 superando incluso a países como México o Estados Unidos. La desigualdad se aprecia en el acceso a sueldos dignos, salud, educación, vivienda, transporte, áreas verdes, y la lista sigue. También hay una barrera para acceder a posiciones políticas, siendo una elite cerrada que repite los mismos rostros y apellidos con poco espacio a lo nuevo.

Una forma de mejorar la calidad de vida de la población y avanzar hacia una sociedad más horizontal es permitir una condición que el sueldo (y las pensiones y jubilaciones) alcance para finalizar el mes. Esto se logra en una combinación de aumento del sueldo mínimo y una baja en los servicios "básicos" que los haga más accesibles, liberando la presión económica. Es cierto que esto último implicaría que un sector privilegiado deje de ganar las sumas exorbitantes que ganan hasta ahora y que el estado necesita encontrar una fórmula de redistribuir la riqueza del país entre sus habitantes.

Lo que el Gobierno ha respondido es subsidiar el sueldo mínimo para aumentarlo, subsidiar salud, etc. En otras palabras aumentar el ingreso de los privados, sin cambiar el modelo económico neoliberal que ha llevado a que el 10% de la población concentre el 80% de la riqueza. Estas medidas están lejos de construir una sociedad menos desigual y menos abusada. La desigualdad de ingreso no es lo mismo que la desigualdad social, si bien es parte del problema no es todo el problema. Es por ello que las medidas reales deben contemplar incorporar cambios profundos en los contratos que el estado tiene con empresas de transporte, manejo de fondos de pensiones, educación, salud, etc. En una sociedad donde la población joven comienza a ser minoría, y la tercera edad es mayoría, el repensar la forma en que hacemos economía y distribuimos los ingresos es fundamental para un país que tiene la riqueza suficiente para poder mejorar la calidad de vida de sus habitantes.