varias vidas, una vida
Ya adolescente soñaba que caminaba por las calles empedradas de Buenos Aires, y entraba a un café literario donde los libros tapizaban las paredes y los rincones, protagonistas del espacio y el tiempo mientras el aroma del ambiente que era una mezcla de hojas, tinta, granos de café, leche, medialunas y madera inundaban mis sentidos. Allí la gente entraba a su ritmo, conversaba, reía, leía, vivía, mientras yo dibujaba caricaturas y cómic, y hacia guiones para una editorial. Otras veces que vivia en un apartamento en Paris, donde escribía poemas e historias en una libreta llena de anotaciones, justo al costado de una maquina de escribir que entregaba su propia melodía con cada golpe a sus teclas. Por las mañanas bajaba del edificio y saludaba en un idioma extranjero a la gente con que me cruzaba diciéndoles "Bonjour", y me sentaba en alguna plaza a leer y dejar pasar las horas. También soñé / imaginé que caminaba por un puente donde pasaba un río ancestral, y donde los camp