El sol aparece por la cordillera de los Andes y se oculta en la cordillera de la Costa en Santiago de Chile. En esta ciudad rodeada de montañas, la imponente y cercana cordillera de los Andes es una de las maravillas naturales que siempre asombra: en invierno se viste de blanco, en primavera de verde, en verano de amarillo. Hoy fue un clásico día de invierno primaveral (cielo azul, viento frío) y contemplaba el sol perderse tras las lejanas montañas del oeste en un atardecer lleno de matices y colores con tonos pasteles y rojizos. Tan solo la última sección del circulo amarillo se perdió entre montañas, me giré para ver como las más altas cumbres de los Andes eran iluminados con la última luz del día (un espectáculo que me encanta disfrutar cada vez que puedo). En ese momento, ya asomaba un poco más de la mitad de la luna llena. Entonces me la quedé contemplando aparecer tras la montaña, como un amanecer nocturno que con las últimas luces del día contrastaba de blanco intenso en un cielo de azul pálido que poco a poco pasó a convertirse en un manto negro.
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Santiago de Chile (fuente: mqltv) |
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