La belleza del Haiku
La poesía es uno de los generos literarios que más disfruto. Cuando encontré un tipo de poesía breve y profunda cuyo nombre era "haiku" quise averiguar más de ella.
El haiku es un género poético cuyo origen es japonés. Según la tradición, los haikus se escriben en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: nada nos impide escribir haikus que tengan un número de sílabas ligeramente distinto, que no por ello dejarán de ser haikus.
De hecho, en japonés, los haikus no se escriben en 17 sílabas, sino en 17 moras. La mora es una unidad ligeramente más breve que la sílaba (17 moras equivaldrían a unas 14 o 15 sílabas). Esto nos da plena licencia para escribir haikus con alguna sílaba menos de las 17 habituales.
Que el haiku tenga en su métrica un rasgo tan distintivo ha provocado que se piense que basta con que un poema tenga 5-7-5 sílabas para que se le pueda llamar haiku. Esto es un error. El haiku, además de su brevedad, tiene otros rasgos definitorios.
Los Haikus suelen hacer referencia a escenas de la naturaleza o de la vida cotidiana, y a menudo incluyen un Kigo: una palabra o expresión que indique la época del año al que se refiere el poema.
En un haiku el poeta transmite la emoción que ha sentido al contemplar algo. Es aquí donde el haiku deja de ser un texto meramente descriptivo para convertirse en poesía. La impresión transmitida puede ser una de belleza, de armonía, de serenidad, de fugacidad, de melancolía... A menudo, la escena mostrada remitirá a un significado universal.
Como en todos los géneros literarios, la frontera que delimita el haiku no es una línea nítida: siempre habrá una tierra de nadie habitada por textos que para algunos todavía serán haikus mientras que para otros ya habrán dejado de serlo.
El haiku es un género poético cuyo origen es japonés. Según la tradición, los haikus se escriben en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: nada nos impide escribir haikus que tengan un número de sílabas ligeramente distinto, que no por ello dejarán de ser haikus.
De hecho, en japonés, los haikus no se escriben en 17 sílabas, sino en 17 moras. La mora es una unidad ligeramente más breve que la sílaba (17 moras equivaldrían a unas 14 o 15 sílabas). Esto nos da plena licencia para escribir haikus con alguna sílaba menos de las 17 habituales.
Que el haiku tenga en su métrica un rasgo tan distintivo ha provocado que se piense que basta con que un poema tenga 5-7-5 sílabas para que se le pueda llamar haiku. Esto es un error. El haiku, además de su brevedad, tiene otros rasgos definitorios.
Los Haikus suelen hacer referencia a escenas de la naturaleza o de la vida cotidiana, y a menudo incluyen un Kigo: una palabra o expresión que indique la época del año al que se refiere el poema.
En un haiku el poeta transmite la emoción que ha sentido al contemplar algo. Es aquí donde el haiku deja de ser un texto meramente descriptivo para convertirse en poesía. La impresión transmitida puede ser una de belleza, de armonía, de serenidad, de fugacidad, de melancolía... A menudo, la escena mostrada remitirá a un significado universal.
Como en todos los géneros literarios, la frontera que delimita el haiku no es una línea nítida: siempre habrá una tierra de nadie habitada por textos que para algunos todavía serán haikus mientras que para otros ya habrán dejado de serlo.
Extraído de Taller de Escritores
Nadie emprende
este camino salvo
el crepúsculo de otoño.
este camino salvo
el crepúsculo de otoño.
Autor: Bashô. En 1689 Matsuo Bashô parte con su discípulo Sora hacia las tierras del norte de Japón. Allí, en la vieja Edo, sus amigos lo despiden con calidez. Antes de que las siluetas desaparezcan en el horizonte, Bashô dice:Se va la primavera
lloran las aves, son lágrimas
los ojos de los peces.
Me voy;
te quedas:
dos otoños.
te quedas:
dos otoños.
Autor: Shiki
El haiku más breve de la literatura japonesa
Un relámpago
y el grito de la garza,
hondo en lo oscuro.
y el grito de la garza,
hondo en lo oscuro.
Admirable
aquel que ante el relámpago
no dice: la vida huye.
aquel que ante el relámpago
no dice: la vida huye.
Autor: Bashô, en Sendas de Oku. El haiku rechaza la evidencia, por eso, como decía Chikamatsu, lo primordial no es decir de algo “es triste”, sino transmitir la sensación de tristeza. En la capacidad de sugerencia radica la belleza del haiku. De su breve relámpago se dirime la lentitud de la tormenta. (Citado -el poema y el comentario- en Hana o la flor del cerezo, de J. M. Rodríguez).
Extraído de Cien Poemas Zen
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