El paso del tiempo
A veces me cuesta darme cuenta del tiempo. Es cierto que me doy cuenta que ya es otoño y que las hojas forman crujientes senderos, o que el sol se oculta cada vez más hacia el norte y los días se han vuelto más cortos. Pero cuando realmente caigo en cuenta del tiempo, es cuando intento recordar cuándo fue la última vez que cruzamos una palabra, que me contaste de las vueltas de la vida, del cambio en alguna calle conocida o mejor aún, algunas de tus locuras o de cómo te regalaste otro de esos momentos tan tuyos, con un café, una frazada y un libro entre las manos. En resumen, me doy cuenta que el tiempo puede medirse en segundos, en minutos o en encuentros contigo.
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