En 2010 la tierra se movió con tal intensidad que los edificios cayeron, la tierra se abrió y el mar se salió llevándose casas y vidas. Desde entonces el estar preparados para una emergencia paso a ser parte de la agenda de estado (un estado llamado Chile). Una agenda que de pronto se ha visto colapsada porque las emergencias no dan respiro.
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Terremoto y maremoto febrero 2010 |
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Terremoto en Antofagasta abril 2014 |
Desde aquel febrero de 2010 han erupcionado volcanes en el sur, en Chaiten, Villarrica y ahora el Calbuco, se cayó parte del norte en otro terremoto en Antofagasta, se incendió Valparaíso con cientos de casas, se incendiaron los bosques del sur en Temuco y Concepción, se enterraron ciudades bajo agua y lodo en los aluviones en el norte en las ciudades de Chañaral y Copiapó.
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Erupción Chaiten junio 2011 |
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Erupción Villarrica marzo 2015 |
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Erupción Calbuco abril 2015 |
Los noticieros pasan de aquí para allá preguntándole a las víctimas "cómo lo vivieron", miran, captan imágenes, y detrás algún político habla de los planes de contingencia, de estar preparados, pero no ha terminado cuando viene el próximo desastre y más atrás la ayuda humanitaria llega a medias y luego es redestinada para la nueva emergencia, para donde la televisión apunta sus cámaras. Y nunca más las cámaras vuelven a enfocar el lugar donde pusieron su atención.
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Incendio Valparaíso Abril 2014 |
Algo pasa. Es como un ruido que viene, susurra, lamenta y se va. Y mientras las imágenes se vuelven parte del pasado, los damnificados son parte del presente. Un doloroso y triste presente.
Muchos de aquellos que fueron victimas del terremoto de 2010 aún esperan ayuda. Lo mismo con la gente de Antofagasta, Valparaiso, Temuco, Copiapó, Ensenada.
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Aluvión en Chañaral abril 2015 |
Y mientras tanto la gente, los hijos del silencio se quedan sin casa, sin agua, sin alimentos, sin ayuda, sin nada. Van siendo olvidados poco a poco. Que se las arreglen solos y en silencio.
De seguro se podría hacer algo más. Algo más para ayudar, para prevenir, para evaluar el riesgo de un país que por geografía es candidato a seguir engrosando la agenda de emergencias y de damnificados.
Mañana esto se olvidará como todo.
Al final todo se vuelve pasado y olvido.
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