Corre el agua

Hace unos dias fue el día internacional del agua. Para nosotros que abrimos una llave y la cerramos cotidianamente gastando 600 litros por el desague el tema nos parece lejano. Hace un tiempo atrás una comunidad de gente se unió para poner una demanda contra una empresa que trata el agua servida, porque les cobró un servicio que no prestó durante un tiempo. Sin duda a nadie le gusta que le cobren un servicio que no ha sido realizado, pero los cientos de miles de litros de agua servida que fueron arrojada a cuerpos de agua naturales, cambian todas las condiciones del entorno en una contaminación microbiológica (de origen intestinal) y fisico-química (principalmente en aumento de nutrientes y solidos en suspensión) que impactan fuertemente. ¿Y por qué la empresa no trató el agua servida? Lo más probable es que el crecimiento de la ciudad no fue acompañado por una infraestructura sanitaria adecuada, siendo sobrepasada.

El problema es doble: gasto y desperdicio de un recurso escaso como el agua y contaminación de la misma para ser reutilizada o lo que es aún más grave, para la flora y fauna de los sectores afectados.

En relación a lo primero, lo cierto es que el país vive hace seis años una sequía que está afectando de manera creciente al consumo humano, principalmente en sectores vulnerables de localidades y pueblos rurales ( incluso algunos del sur de Chile donde el sentido común indica que no falta el agua) que están siendo proveídos de manera cotidiana con camiones aljibe (El Mercurio, 24 enero, 2014).



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