La cotidianidad de la luz y el agua

He vivido un par de terremotos donde los suministros de luz y de agua han dejado de llegar hasta mi casa. Tal vez fue recién entonces cuando me dí cuenta de como algo tan asombroso es a la vez tan cotidiano que no parecemos apreciar su grandeza. Giro una perilla y obtengo agua fresca y bebestible. Subo un interruptor y obtengo electricidad y luz. El consumo de ambos es un privilegio de la sociedad moderna y de algunos paises, pues no todo el planeta tiene acceso a estos servicios. Para quienes lo tenemos en el día a día no parece preocuparnos su importancia y la necesidad de ambas, hasta que por alguna eventualidad estos dejan de funcionar. Ambos son recursos escasos que son obtenidos y refinados por procesos industriales que generan algún tipo de impacto.

El uso consciente debiera ser tan parte de nuestra vida como lo es el acceso a los mismos, mientras que el hecho de que se pague por su uso no debiera ser utilizado como escusa para su sobreconsumo (como tantas veces se escucha decir). Tomar una nueva actitud de su uso aporta fortaleza de carácter y entrega una sensación reconfortante de armonía con lo que nos rodea y nos ha sido entregado como un regalo para facilitarnos la vida.


- Acciones como el lavado personal, de ropa o de articulos debieran ser realizado en la medida de lo necesario para que se lleve a cabo con el menor desperdicio posible.
- En el uso de tecnología que es cada vez más necesaria, debiera considerarse que la demanda energética va aumentando sobre todo en el uso de cargadores de telefonia movil y artículos computacionales. Compensar con aparatos de uso eficiente de la energía es una buena opción.
- Reducir o evitar el uso de aire acondicionado cuando sea posible.







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