Engranajes biológicos

Científicos británicos de la Universidad de Bristol han descubierto que los ísidos, unos pequeños insectos saltadores (Issus coleoptratus), utilizan ruedas dentadas como las de las máquinas ideadas por el hombre. El ísido joven utiliza estos engranajes para sincronizar sus patas de manera que se muevan a la vez al saltar. Este pequeño bicho se ha especializado en el salto y es uno de los animales de la naturaleza con una mayor capacidad de aceleración. Con apenas 2,5 milímetros de largo, los ísidos jóvenes alcanzan una velocidad de salto de casi 13 kilómetros por hora con una aceleración ocho veces superior a la que puede soportar un ser humano sin desmayarse. El sistema nervioso del animal no es capaz de controlar los miembros durante el salto a esa velocidad, de ahí que hayan desarrollado engranajes. Aparte de la curiosidad en sí, el descubrimiento es importante porque abre las puertas a un nuevo prototipo de engranaje desconocido hasta ahora. La forma de los dientes que constituyen las ruedas dentadas de los ísidos son inéditas en el mundo de la ingeniería. Los autores del descubrimiento sobre este insecto, Malcolm Burrows y Gregory Sutton, creen que su estudio podría revolucionar los motores que tienen que trabajar en una única dirección a altas velocidades.

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