Pedaleando por la vida

Santiago de Chile es una ciudad semi-amigable en para pedalear, si bien aun faltan ayudas que harían más fáciles y expeditas las rutas para desplazarse. Es amigable porque posee un buen clima todo el año, y en esta época en especial los días son calidos, largos, además de tener muchos sectores con áreas verdes, parques, bella arquitectura, y ciclovias. Y son precisamente las ciclovias las que faltan para hacer aún más amigables el pedalear de manera segura, pues hay que esquivar automoviles, colectivos, motocicletas en la calle, y peatones en las veredas, aunque estos últimos también hay que esquivarlos en las ciclovías que parecen adorar el transitarlas, ya que parecen ser más comodas que las veredas peatonales.

En una ciudad con tanto tráfico, con altos niveles de sedentarismo, y de grandes distancias haciendo el bello arte de caminar un imposible, las dos ruedas movidas por los motores bípedos, son una bella y elegante solución que debiera apoyarse un poco más.

Pedalear tiene algo que me cuesta describir: es ese andar "como flotando", con menos esfuerzo y avanzando más distancia que el caminar, manteniendo el equilibrio y sintiendo el viento en rostro, en las manos, en el cabello arrebolado... hay cierta magia en atravezar la ciudad en bicicleta, donde el motor es tu voluntad de avanzar a buen ritmo, sorteando una ciudad que parece mas bien atravezarse en tu camino. Quizá sea el único medio de transpote que adolezca de tanto obstaculo para desplazarse, hasta que no hagan más y mejore ciclovias, los automovilistas y los peatones seguiran siendo antagonistas con los amantes de las dos ruedas.

Yo pasaría todo el año desplanzandome en mi cleta, pero mi mayor enemigo es la alergia. Hasta hace cinco años exactos nunca tuve alergia a nada... ahora todo me cierra el conducto nasal, me impide respirar bien y el cansancio se multiplica por dos o por tres. Este debe ser el primer año que he pedaleado menos, pero ya es tiempo de dedicarle al pedaleo: el cuerpo y la mente lo agradecen siempre.




Comentarios

Tambien te puede interesar

Te quiero - Jaime Sabines

Dos poemas de En sus Zapatos (2005)

La Tregua de Mario Benedetti (extracto)

Carreras secretas - Alejandro Dolina

Encontrando estrellas: Orion y sus vecinos Aldebaran y Sirio

La Ruta de los Moais en Santiago de Chile

Poema 14 - Pablo Neruda

Prosas apátridas de Julio Ribeyro

Tres Canciones del Puerto de Valparaiso

Los 7 principios del Bushido: el camino del Samurai