Una bala perdida para Juan Pablo

Puedo creer en versos perdidos, o en besos, tal vez en alegrías o verdades; incluso en amores o en melodías. Pero no me vengan con cuentos porque si hay algo en que no puedo creer es en balas perdidas que atraviesan el cielo volando por quién sabe dónde, atravesando muros sin dejar huella y que llegan casualmente por la espalda, insólitamente a la cabeza de Juan Pablo. Porque entonces solo es posible creer que lo que verdaderamente se ha perdido es la justicia y la memoria. Porque en pocas semanas este hecho se habrá olvidado y archivado, sin resolver e inacabado. Olvidando que toda bala sale de un arma, que fue sostenida por una mano, que tiene un nombre y un dueño; es decir de alguien que apretando un gatillo se llevó la vida y los sueños de un dirigente, y de un padre, y un esposo, y su familia y de la gente que lo amaba y recordará. (cuidado que hay viene una…)


En memoria de Juan Pablo Jiménez, dirigente sindical de la empresa Ingeniería Eléctrica Azeta que fue encontrado muerto en su lugar de trabajo, pasadas las 15.30 horas del jueves 21 de febrero de2013, pocos minutos más tarde de terminar su turno, producto de un impacto de bala en la cabeza. La Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones indicó que el homicidio es producto de una “bala perdida”.

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