La pasión del Futbol

El triunfo produce esa felicidad que te llena por completo, y una derrota te puede sumir en una tristeza profunda. Eso en cualquier deporte sin duda. Pero el fútbol quizá sea uno de esos pocos deportes en donde no gana siempre el mejor, el más consistente, el que mereció ganar: muchas veces gana un equipo que tuvo más suerte, que aguantó atrás sin jugar a nada pero que logró un contragolpe, o que terminó ganando en los penales (que son una ruleta sin ninguna seguridad de nada, donde el azar tiene una gran dosis del resultado final). Y cuando un equipo gana, no importa si ha ganado de buena manera, proponiendo algo o nada, rompiendo reglas o no. Solo importa el resultado para su hinchada. Nadie dice: ganamos con una mano que no se vio, un penal mal cobrado, no merecemos ganar, devolvamos el triunfo. No, todos celebran sin importar el camino recorrido. ¡Cuantos mundiales fueron ganados por un equipo que no mereció la victoria! Y cuando un equipo pierde, no importa si ha perdido jugando a ganar todo el tiempo, si ha propuesto algo, mostrado un gran desarrollo como equipo, si tuvo mala suerte y atacando todo el tiempo no logró ganar por la razón que sea, lo único que importa es que perdió, y se le critica de manera descarnada. Pocas son las veces en que tras la derrota la hinchada se siente conforme, contenta, sabiendo que se dio todo en la cancha. La pasión del fútbol solo exige una victoria a cualquier costo. Porque levantar la copa lo es todo, aunque en realidad no sea nada.


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