La plaza donde los árboles hacian yoga
Mientras caminaba por el parque al amanecer me encontré con una plaza donde los árboles hacían yoga. Sus movimientos eran lentos y llenos de gracia. Me entretuve mirando a los que mecían las copas en círculo. Sus troncos crujían con cada vaivén en una coreografía perfecta. Más allá algunos se dejaban caer y se quedaban inmóviles con las raíces asomadas en perfecta posición horizontal. Los más elásticos levantaban sus troncos formando un arco perfecto. Pero los del fondo me llenaron de asombro. Sus ramas fueron escarbando de manera pausada, adentrándose en las profundidades de la tierra, mientras en perfecto equilibrio elevaron las raíces al cielo buscando los tibios rayos de un sol que aparecía tras la montaña.
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