Escribir por escribir

Me parece impresionante que esta sea la entrada número 246 de un lugar que utilizo simplemente para no perder el hábito de escribir por escribir, de decir cosas que tengo en la mente, en el alma, en lo que estoy viviendo en ese instante en que me siento frente al teclado y comienzo a dejar que mis dedos vayan fluyendo, mientras el sonido del teclado me va haciendo compañía a veces con una taza de té a mi lado, otras junto a un mate que se va disfrutando despacio, igual que las palabras que voy plasmando ahora, sin prisa, sin más objeto que disfrutar del proceso que me va llevando por caminos desconocidos hasta que finalmente, una idea queda plasmada.


Quizá lo más parecido para mí sea el acto de caminar: comenzar de a poco sin rumbo definido, dejándose llevar por las calles que poco a poco van pasando mientras mi mente divaga, observando las casas, sus jardines, las aves y sus cantos, el ritmo de la ciudad.

Escribir y caminar siempre me han parecido actos de rebeldías a esta sociedad contemporanea donde todo es rápido y el fin siempre es "llegar" y no el proceso en sí mismo: la gente solo parece escribir y querer leer lo rápido e inmediato: twetter, facebook, snapchat y otros medios con más seguidores que buscan el consumo rápido, la imagen, lo efímero y que por lo mismo el contenido en sí no es de mayor interés que "un momento".

Escribir con contenido es difícil. Intentar no repetir las ideas o lo que ya se ha publicado antes obliga a un ejercicio de reflexión y selección de lo que será el próximo post. En lo personal siempre estoy buscando atrapar lo cotidiano de la vida en algún poema o escrito en forma de cuento breve. Por eso también en el camino van quedando muchos borradores que no han visto la luz porque no se logra quedar medianamente conforme con el resultado obtenido. Y entonces las palabras son releidas una y otra vez, borradas, cambiadas, actualizadas, reemplazadas y vueltas a cambiar. Un proceso creativo continuo que finalmente pareciera que nunca va a quedar de la forma que uno quiere, pero que llega un momento en que se toma la decisión de darlo por acabado.

Me gusta escribir por escribir.  Este post salió así, sin borradores ni reemplazos. Solo dejando que una idea se vaya desarrollando mientras voy cebando un mate compañero para estos días de invierno y se va sintiendo la vida despacio, serena, tranquila.


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