El impensable consumismo

Sin duda el ser humano tiene una tendencia innata al consumismo más básico, debido a que el desarrollo del cerebro ha privilegiado un estado mental para ello: la necesidad de incorporar información a ese cerebro. Desde niños absorvemos todo lo que nos rodea y lo incorporamos rápidamente en nuestra vida: necesitamos hacer lo que otros hacen, por ejemplo, caminar en dos pies, hablar, etc. Eso es parte del aprendizaje de todo ser vivo para poder desenvolverse en el mundo donde estamos. Pero, llega un momento en que sobrepasamos las necesidades básicas y comenzamos a incorporar elementos innecesarios, de modo que poco a poco vamos llenando nuestra vida de incorporar (consumir) actitudes, acciones, elementos que están de más, que solo es basura.

En el fondo estamos todos tratando de convertirnos en lo que la sociedad nos moldea, intentando de parecernos lo más posible a ese ideal social. Así, resulta que es impensable trabajar sin tomar un café tras otro;  o irse a dormir sin un ansiolítico, remedio, fármaco; o lo que es trivial hoy por hoy: Levantarse a la mañana y mirar primero el celular. Vivimos en un sistema que nos lleva indefectiblemente a comportamientos de ser más parecidos a los demás que también consumen. Consumimos ropa, tendencias, moda, tecnología, redes sociales, noticias catastróficas, opiniones, saturación de los sentidos y mucho más que muy poco nos sirve como personas o como sociedad en lo real. Nos adaptamos a una sociedad enferma tan bien, que terminamos tarde o temprano enfermándonos de ansiedades, depresiones, adicciones y otros males.

El gran problema de incorporar el consumismo tan profundamente en nuestras vidas (y el mismo tipo de consumismo), es que dejamos de lado nuestra capacidad de crear, de abrazar la libertad de pensar por nosotros mismos e inventar algo nuevo, de diferenciarnos del resto aunque a los otros no les guste esa diferencia, de arriesgarse de salir de esa zona segura que se llama aceptación social y arriesgarse a transitar senderos nuevos, inseguros, desconocidos. Porque finalmente todos terminando usando las mismas marcas, los mismos modelos, los mismos colores, los mismo accesorios, viendo los mismos programas, leyendo los mismos libros, pensando similar, teniendo la misma opinión sobre un tema, etc.





(Escrito originalmente en mayo de 2016)

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