Hugo Iván Moyano González


Fue un destacado maestro en muchos aspectos de la vida. Docente del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción lo conocí en 1994 cuando fui su alumno en el curso de Biología. Así vendrían muchos cursos más (zoología, biogeografía, apreciación musical, introducción a las raíces greco-latinas, entre otros), charlas, conferencias y muchas conversaciones caminando por el campus, la diagonal, e incluso en su oficina o en la del profesor Victor Hugo con quien eran buenos amigos y por quien yo llegue a conocerlo mejor. No fueron pocas las veces que hablamos de sus viajes, de su pasión por la fotografía y por la música. Si en algo me identificaba con él era en una frase que le oí decir más de una vez y que también hago mía: "Tengo un problema, a mí me gusta todo". Viajero incansable, navegante de numerosas expediciones científicas, bibliotecario de música, libros y papers científicos, con una memoria prodigiosa para recordar detalles que le permitían citar la referencia de un articulo científico completo, incluidos sus números de páginas. Mi propia capacidad de recordar cosas mejoró significativamente la vez que le pregunté cómo lograba recordar tantas cosas y me enseñó sobre la mnemotecnia. Pero quizá una de las enseñanzas que más valoro esta asociada a la música, cierta vez que entré a su oficina y escuchaba jazz. Ese es uno de esos recuerdos que permanecen allí. Escuchaba The Jacques Loussier Trio, Aria de Bach. No recuerdo como, pero de pronto estábamos conversando sobre ello y el tema derivó a diversos estilos de música, y entonces él comenzó a cambiar de CDs de un tema de jazz a uno de blues, de afro, folcklore, hasta terminar en uno de música orquestada de Bach otra vez. ¿Y qué aprendí? Creo que hasta ese día yo escuchaba la música como un todo, pero al salir de su oficina comencé a apreciar además las partes, los arreglos musicales, las disonancias, los contratiempos, los silencios, la entrada de un instrumento que antes nunca había notado. De alguna manera, ese día mi visión del mundo y de la música se amplió un poco.

Por eso y por mucho más, escribo estas líneas en honor a este maestro que murió el 30 de octubre pasado, y a quien digo adiós en estas líneas.



Comentarios

Tambien te puede interesar

Te quiero - Jaime Sabines

Dos poemas de En sus Zapatos (2005)

La Tregua de Mario Benedetti (extracto)

Encontrando estrellas: Orion y sus vecinos Aldebaran y Sirio

Carreras secretas - Alejandro Dolina

La Ruta de los Moais en Santiago de Chile

Tres Canciones del Puerto de Valparaiso

Prosas apátridas de Julio Ribeyro

Poema 14 - Pablo Neruda

Los 7 principios del Bushido: el camino del Samurai